me voy

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Escribir para nadie, ¡Nadie, ¿estás ahí?!
No te oigo, me presentaré un poco; como otros, voy a escribir, no se de qué, pero voy a escribir.

Creo en la búsqueda de la belleza y en el encuentro de la fealdad.
No quiero el canon digital.
No me gusta la frase "es que se creen que somos tontos", porque saben que lo somos.

Cuando se acabe hoy, vendrá otro hoy y seguirá siendo hoy, porque ayer también fué hoy, ¿recuerdas?

domingo, 9 de mayo de 2010

TARDE


Hoy Diego ha llegado tarde al Instituto, poco, apenas cuatro minutos; que si un poco más en la cama, que si no están preparados los libros, que si el autobús ha tardado,…
A y treinta y cuatro ya está la puerta cerrada, siempre cierran a la hora, hoy nadie más ha llegado tarde, Diego cruza la calle y se aleja, un poco más arriba, en la plaza hay unos bancos de madera, se sienta y espera.
Un coche se detiene junto a la parada del bus, se abre la puerta y sale algo, algo como un aire fuerte, como un aroma feo, como un sabor verde, algo que no alcanza a describir, como un ser inexistente.
Diego se da cuenta de todo, tiene 14 años, esta en segundo de la ESO y no es tonto ¿cómo puede ser algo como inexistente? Absurdo.
Decide acercarse a la puerta del instituto, se siente sólo.
Apretándose el nudo de la corbata, llega González, el de lengua.
-       No lo has visto, ¿verdad?
-       ¿El qué?
-       No, nada
Al profe le abren la puerta del instituto, él si puede llegar tarde, no pasa nada, nadie le deja fuera, claro como viene a trabajar.
-       Y si lo hubiera visto, ¿me dejarías aquí fuera?
González no contesta y entra al edificio.
A las nueve y veinte, tan puntual como antes, como siempre, la conserje abre la puerta.
Diego no entra.
González no sale a buscarle.

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